Pecho de concreto y labios de hielo
Con Manos blancas y frías cicatrices
Ojos agrietados por el fuerte viento
Y bellos asomándose como árboles y raíces.
Estaré sentado junto al teléfono de la estación,
Mientras retrocederé cada vértebra de mi columna cansada.
Con una mochila brotando maldición y dolor.
Es caminar herida y maltratada.
Reconocerás mi andar tedioso y agónico.
Reconocerás la oscuridad de mis ojos.
Reconocerás mi pelo negro y desordenado
Reconocerás también la crudeza de mi rostro.
Sentirás el sabor de la tentación en tu boca,
Y ante esta no sucumbirás.
Salivarás como un perro hambriento
Al descender del tren y todo regrese lento.
Cuando tus ojos de niño disparen a los míos perlas humectantes,
Cuando tus manos finas y dulces acaricien mi rostro:
Sanarás al fin lo que estaba por desmoronarse.
Autor: Sebastián Rivero
Correción: Constanza Burgos
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